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4 planes en el Día de los Abuelos con los que se sentirán afortunados

¿A quién no le gusta ir a casa de los abuelos? Los abrazos interminables de reencuentro y las lágrimas a escondidas cuando nos montamos en el coche y les decimos adiós con las manos. El don divino de las natillas de la abuela, que hace que hasta te apetezcan sus lentejas en pleno agosto. Cuando el abuelo te enseñaba a montar en bicicleta, a nadar o te subía en un burro, te daba un paseo y te hacía una foto para el recuerdo. Su sonrisa inagotable y las ocho tortillas de patata que acaban con un “este niño no come nada, ¿quieres un poco más?”. Los abuelos son tesoros, ángeles que nos cuidan cuando estamos enfermos, que nos compran gominolas cuando los padres no miran, que nos acompañan al parque, nos dejan mojar las magdalenas en su café y nos escuchan cuando aprendemos a leer. Son junto a los padres, el mayor regalo que la vida nos brinda. Este es el motivo por el que se usa esa frase tan manida, y a la vez tan cierta, de que deberían ser para siempre

Se debe estar para ellos todos los días, recordándoles que se les quiere y atendiéndolos como ellos lo hicieron y lo hacen. No obstante, hoy 26 de julio, se conmemora a estos héroes con el Día de los Abuelos. Este día coincide con Santa Ana y San Joaquín, considerados abuelos maternos de Jesús, y su celebración fue promovida por la ONG Mensajeros de la Paz, fundada por el Padre Ángel. Para festejar esta fecha a su lado, te proponemos cinco planes que podrán compartir con los pequeños de la casa. 

Los cuentos 

El talento de los abuelos es ser contadores de historias. Son fuentes inagotables de todo tipo de relatos, ya sean inventados o no. Y a los niños, no hay nada que les guste más que escucharlos. Además, esta actividad es muy importante para que los niños practiquen la lectura que han estado aprendiendo durante el curso. 

Juntos podrán aprovechar la ocasión para leer algunos de los cuentos que narran la importancia que tienen los mayores en nuestras vidas. La fábula de Chema Heras, titulada Abuelos, es un ejemplo de ello. Cuenta la historia de Manuel y Manuela, a quienes no les importan las huellas que provoca el paso del tiempo, lo que enseña a encontrar la belleza a través de los ojos del amor y que el cariño existe aunque el cuerpo se marchite, porque Manuela continúa siendo tan presumida como el primer día y a Manuel le encandila bailar  con ella. 

Otra opción para realizar actividades conjuntamente es el libro Mis abuelos y yo, en el que los peques de la casa deben recopilar información sobre ellos, de manera que aprendan a conocerlos. Los abuelos tendrán que contarles a qué jugaban cuando eran niños o cuál fue su primer trabajo. De ahí saldrán también algunas de sus frases estrella que los peques recordarán siempre, como “yo a tu edad iba al cine con cinco pesetas” o “en mi época se jugaba con un palo y una piedra, y con eso nos sobraba”. 

Las recetas tradicionales

Un plato del abuelo o de la abuela es algo insuperable. Este día es una buena ocasión para aprender cómo hacen sus guisos de siempre y pasar así tiempo de calidad de la forma más divertida. Lo importante no es el resultado, sino el aprendizaje de valores fundamentales como el respeto a los mayores o que el trabajo en equipo siempre sabe mejor. 

Asimismo, son muchas las ventajas de preparar comidas en familia. Los niños se sentirán útiles porque adoptarán un patrón de los adultos y los mayores tendrán mucho que enseñar. Las tareas manuales favorecen también la psicomotricidad y fomentan la independencia de los más pequeños, que además, aprenderán a comer más variado. 

Los juegos de siempre 

Otra manera de que los niños aprendan sobre lo que se hacía antiguamente es entretenerse con juegos de mesa. El parchís, las cartas, el dominó, las canicas o la peonza son buenas alternativas para pasar un rato juntos, pero no son opciones suficientes porque los peques de la casa no aguantarán mucho tiempo con la misma actividad. 

Por eso, otra idea es jugar al aire libre, disfrutando del buen tiempo y del calor de estas semanas. Enseñarles a volar cometas refuerza sus habilidades, regar las plantas o cultivar es una manera de que los niños se sientan útiles, porque cuando la planta crezca o florezca verán que el esfuerzo suele traer de la mano una recompensa. 

Con estos juegos se darán cuenta, de que aunque la cosa no sea tan radical cómo jugar con un palo, no se necesitan tantos juguetes para grabar grandes recuerdos. 

Los paseos por el Día de los Abuelos

Los peques cada vez frecuentan menos las rutas por la naturaleza. Los paseos incitan a que charlen, relaten historias y se conozcan más. Para los niños es necesario moverse y a los mayores les beneficia en cuanto a esperanza de vida o capacidad pulmonar. Respirar aire puro y apreciar los paisajes es convertir la experiencia en historias que se recordarán en las comidas en familia de los domingos. 

Los abuelos lo pasarán en grande acompañados de todos sus nietos, escuchándoles hablar sobre sus anécdotas en el colegio, sus nuevos amigos y viéndoles jugar. Porque pasar tiempo en familia es una de las mayores riquezas y porque aunque los abuelos no sean eternos, siempre nos verán allí donde estén y permanecerán grabados en nuestra memoria. 

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