La otitis originada en las piscinas es uno de los principales motivos de consultas en las Urgencias pediátricas en verano, dando lugar a una infección de la piel del conducto auditivo externo y provocando una inflamación de la zona.
El picor de oídos es el primer síntoma de este tipo de otitis; después aparece el dolor de forma de progresiva, y una sensación de taponamiento del oído.
La doctora y jefa de Urgencias del Hospital Infantil Niño Jesús de la Comunidad de Madrid, Mercedes De la Torre, ha indicado que también puede aparecer «un bultito en la parte anterior de la oreja, al lado del lóbulo».
«Se trata de un ganglio que se inflama y nos indica que está inflamado el conducto auditivo. A veces es la oreja la que se inflama de manera muy llamativa; duelen más que las otitis típicas del invierno que se producen por catarros. Los niños notan mucho dolor cuando mueven la mandíbula, al masticar y al mínimo roce», ha explicado la doctora.
Por su parte, el jefe del Servicio de Otorrinolaringología de este mismo hospital, Javier Cervera, ha afirmado que esta otitis externa, «tan característica en verano», está producida por bacterias. «Cuando el oído está sano se puede mojar con tranquilidad, incluso en agua contaminada, pero si hay un eczema en el conducto y hay picor el niño se rasca, causa pequeñas heridas y por ahí entran los gérmenes», ha matizado.
PREVENIR LA OTITIS
Asimismo, los especialistas insisten en que, para prevenir, lo más importante es que «los niños se sequen bien los oídos cuando salgan del agua, haciendo movimientos de sacudida de la cabeza para que la expulsen bien». En ningún caso hay que manipular el conducto auditivo externo con bastoncillos ni otros objetos.
Para tratar estas otitis hay que administrar gotas óticas, con antibiótico y corticoides siempre indicados por un médico. Si el niño tiene tendencia a tener otitis, los otorrinos y pediatras recomiendan el uso de tapones o moldes cuando vayan a bañarse.