El cuidado de los pies de los más pequeños es esencial para evitar posibles problemas futuros y asegurar su correcto crecimiento y desarrollo. Por ello, desde COPOMA, el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Madrid, han elaborado una serie de recomendaciones clave para la elección un buen calzado infantil, especialmente en edades de 1 a 8 años.
- El calzado debe ser de la talla adecuada, acomodándose al tamaño real del pie del niño. No debe ser más grande con el fin de que pueda utilizarlo durante más tiempo, pues podría alterar su forma de caminar.
- Es conveniente que proteja la parte de los maléolos (huesos laterales del tobillo). Pero con una protección suficientemente flexible, que permita el movimiento completo de la articulación sin limitar la movilidad del pie y su desarrollo natural.
- El zapato tiene que proteger al pie, no comprimirlo. Debe ser flexible en la zona de los dedos, y suficientemente ancho, para permitir a los dedos abrirse y moverse con libertad.
- El calzado debe estar fabricado con materiales naturales (algodón, etc.) para facilitar la transpiración y evitar malos olores.
- La suela debe tener cierto grosor y ser antideslizante. Ni muy rígida ni demasiado flexible. Para ello, lo más recomendable son suelas de goma con la misma flexibilidad natural del pie.
- Es importante que los zapatos también tengan algún medio de sujeción como cordones o velcro, para la buena sujeción del pie y evitar movimientos excesivos.
Siguiendo estos consejos evitaremos que los niños sufran algunas patologías que, a la larga, pueden desencadenar problemas graves.